A raiz de las polémicas medidas del jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri para eliminar trabajadores-parásito, una ola de pánico se desató en la Universidad Nacional de Quilmes.
Luego de una reunión realizada en secreto con el gobierno de la Nación, el funcionario anunció sus intenciones de regular el prestigiosísimo establecimiento educativo, enviando delegados a revisar la situación laboral del personal docente, de gestión y personal administrativo y de servicios.
"Los delegados serán los encargados de efectuar un relevo intensivo de las tareas que desarrolla cada agente", explicó un vocero del gobierno de la ciudad. "Esto ayudaría a detectar la presencia de ñoquis, que tanto presupuesto absorben."
Por su parte, funcionarios de esta casa de Altos Estudios nos dijeron: "Estamos eliminando a los contratados -ñoquis o no, estorban y hacen quilombo-. Ahora el plan es seguir con los trabajadores de planta que sean inútiles o realicen sus tareas con gran deficiencia y trataremos de evitar que los cargos de gestión sean inspeccionados porque no resistirían el menor análisis."
La implementación de estas medidas le ahorraría al Estado más de $150.000.000 al año, ya que, según proyecciones realizadas por consultoras privadas, la planta permanente de la UNQ, contando los cargos docentes, de gestión y no docentes quedaría conformada por 12 empleados que pasarían a cobrar su haberes bajo la modalidad "contrato de locación de pancho y coca" por un monto de $5,70 al mes. Dicha nómina sería avalada por Firpo quien se desempeña como empleado sindical al servicio de rectorado y Otero quien por un puesto en el auditorio estaría dispuesto a firmar cualquier acuerdo.
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